El “último descaro” hacia el personal de la Salud.

Por: Adrián Felipe Zapata Lopera.

Médico y Neurocirujano de la Facultad de medicina de la Universidad de Antioquia.
Miembro de número de la Asociación Colombiana de Neurocirugía.
Miembro del capítulo de Neurotrauma de la ACNCX.
E-mail: cognity@gmail.com

El día 30 de julio de 2012 falleció uno de mis mas recordados y queridos profesores durante el pregrado de medicina, el Doctor Juan José Sarmiento. Fue un extraordinario ser humano, gran médico Internista y Hematólogo y con un universo cultural y humanístico tan basto que le permitió ser profesor de bioética para muchas generaciones de médicos en la Facultad de Medicina de la Universidad de Antioquia ante el cual, yo y mis compañeros, hicimos el Juramento Hipocrático hace algunos años. De este ser inmenso en todo el sentido de la palabra y el cual ha sido un faro al que muchos colegas intentamos apuntar ser en nuestro desempeño y profesión, alguna vez escuche decir estas palabras: “prepárense colegas, el buen médico no siempre va a ser bien reconocido y muchas veces llegará a ser odiado y hasta agredido. Piensen que ustedes deberán advertir de los daños que en salud traerán las prácticas que a muchas personas les agradan, estorbaran en los intereses económicos de otras personas que prefieren el dinero a la salud pública y deberán advertir que para tener un adecuado bienestar los estamentos más perezosos e ineptos de nuestra sociedad deberán de hacer lo que les corresponden por ley”.

Por coincidencias del destino, otro 30 de julio, pero del 2020, ocurrieron dos hechos, que aparentemente no se conectan, pero que si generan sentimientos incomodos: Uno por preocupación y el otro por indignación.

El primero fue la declaración en el departamento de Antioquia de aleta roja ante la gran ocupación de camas en unidad de Cuidados intensivos ante la actual pandemia por Coronavirus-2 y los estragos que esta infección genera.

Pero mientras esto era publicado en el diario El Colombiano, uno de los medios de comunicación mas grandes y queridos en el departamento, al mismo tiempo se publicaba allí una columna de opinión, el segundo evento al que hice mención, titulado “el último descaro” y escrito por el señor Luis Hernán Tabares, en donde presenta una serie opiniones donde en forma irresponsable, fantasiosa y agresiva expresa unos argumentos que no son concordantes con la realidad, pero que no dejan de producir una sensación de frustración y desazón con el personal de salud, al cual el señor Tabares ataca en su escrito.

Creo que hay un desconocimiento de la actual situación a la que el personal de la salud del Departamento se enfrenta para atender la actual emergencia sanitaria: el miedo que innegablemente nos acompaña, situaciones laborales y de contratación que no son las mejores y generan inseguridad e incertidumbre, desabastecimiento de insumos y materiales necesarios para la atención de estos pacientes, las extenuantes horas de trabajo, el tener que portar elementos de protección personal incomodos y que después de algunas horas nos maltratan físicamente, el estrés por estar constantemente ante situaciones de dolor y sufrimiento, los sacrificios personales, el autoaislamiento de familiares y amigos (por su propia seguridad), nuestros colegas infectados por COVID-19 y algunos de ellos que han fallecido por esta causa, etc. Todas estas cosas son solo algunas de las situaciones en las cuales nos vemos inmersos necesariamente porque nuestra misión y llamado es precisamente atender esta infección en este momento. Nuestro juramento Hipocrático, a la mayoría de nosotros, no se nos ha olvidado; es un llamado que se escucha fuerte y resuena cada día y cada noche y que se oye patente junto con los llamados de dolor y ayuda que parte de nuestros pacientes.

No pretendo denigrar de los profesionales de otro país, pero si quiero hacer una defensa fehaciente de los colegas y profesionales de Antioquia, profesionales íntegros, con gran capacidad intelectual, ética, técnica y científica; además de una gran capacidad humana que, por muchas décadas, ha puesto la medicina paisa como una de las más avanzadas y eficaces no solo del país, si no también del continente y del mundo. Como ejemplo de esto se puede ver que los médicos Antioqueños son referentes en muchos campos de la salud actualmente. Si bien la Pandemia por Coronavirus actualmente es devastadora, nuestros profesionales de la salud estamos en la primera línea y hacemos un gran esfuerzo para brindar efectiva y segura atención a todas las personas que requieran nuestra atención. No me cabe duda, más si me genera seguridad, el saber que en caso de necesitar una atención médica, estaría en las mejores manos si los profesionales de la salud Antioqueños estuvieran a cargo de mi cuidado.

Si están dando un beneficio económico por “pasar al papayo” personas por COVID- 19, a mi y a todos los colegas con los que laboro día a día no nos han dado un centavo. Y si ese fuera el caso, yo en lo personal no lo aceptaría: no estoy aquí para lucrarme con la desgracia de mis semejantes, mi labor es mucho más grande que eso.

El llamado que hago es claro, deben detenerse estos ataques al personal de la salud del Departamento, mucho más cuando estos ataques indignantes, falaces y agresivos pueden generar en la comunidad en general una idea falsa de lo que los profesionales de la salud debemos enfrentar y de lo que hacemos. Tres mensajes finales:

    1. Al señor Tabares: si tiene una sola prueba de lo que el opina, es necesario que las presente ante las autoridades competentes; de lo contrario debería, por gallardía, de disculparse con todos los profesionales de la salud a los que le ha faltado al respeto. Tenga en cuenta pensar muy bien las palabras que emite o escribe en público para próximas oportunidades, ya que estas cuando se emiten en forma ligera y con falta de veracidad pueden atentar contra la reputación personal.
    1. A el Colombiano: ustedes son un medio de comunicación masivo y amado por la mayoría de los habitantes del Departamento, ustedes son una voz de todos los Antioqueños, no solo de una porción de la población. Su responsabilidad no se puede diluir solamente al trasladársela creador del escrito, ya que ustedes la publican para que lo lea todo el departamento. Recomiendo mayor rigurosidad de los Editores antes de publicar algo como lo que hicieron ayer. ¿Se imaginan la desilusión que experimentamos los profesionales de la salud de leer en su prestigiosa publicación un ataque de esta categoría justo en el momento más crítico de la infección por Coronavirus en el Departamento?
    1. Al personal de la Salud: Animo y fuerza, la historia nos llama para enfrentar esta pandemia con los elementos humanos, éticos, técnicos y científicos que nosotros ponemos a disposición de todas aquellas personas que necesitan nuestra atención.

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